Orquídea de origen tropical que se adapta muy bien a nuestros hogares. Es una planta epífita en general, es decir que se desarrollan en la corteza de otras plantas, aunque las hay también litófilas (crecen en suelo).
Posee hojas verdes, alternas, carnosas y elípticas que crecen desde la base manteniendo unas 3 o 4 hojas por planta. Las raíces están engrosadas y cubiertas de un tejido velloso llamado 'velamen' que sirve para crear las condiciones óptimas para poder hacer la fotosíntesis desde las raíces y la absorción de nutrientes. Las flores de esta planta aparecen en las varas de flores que brotan desde la base de la hoja. Las flores poseen 3 sépalos parecidos a los pétalos. El pétalo inferior es distinto pues es una fusión de estambres y pistilos en forma de columna que da forma a una estructura llamada labelo.
Sus floraciones varían de 2 o 3 al año se realizan sobre una vara floral que varía de 3-4 flores en los casos más pobres a más de 20 flores, según los cuidados que se le a esta orquídea.
Para que esta planta se desarrolle vigorosamente, se necesita un lugar con luz tamizada, como una ventana con orientación norte para que florezca abundantemente y luzca bella.
También tendremos que adaptar una temperatura cálida de unos 20ºC y una constante humedad alta. El sustrato a utilizar a de ser uno especial preparado para orquídeas epifitas formado por corteza triturada para que sus gruesas raíces puedan absorber los nutrientes necesarios. En cuanto al abonado no es necesario abonarlas con tanta frecuencia, pues son plantas que están adaptadas a sustratos pobres en nutrientes, por lo que un exceso de abonado puede perjudicar a la planta.
Tener en cuenta también que las phalaenopsis, al igual que ocurre con la mayoría de orquídeas, no soportan estar en lugares muy cargados (poco oxígeno o humo de tabaco u otros contaminantes). Tampoco toleran las corrientes de aire directas aunque sí una cierta renovación del ambiente (aireación de la estancia).
En su hábitat natural, las phalaenopsis se pueden reproducir mediante semillas microscópicas. Este proceso ha sido replicado en laboratorio para generar nuevas especies híbridas pero requiere de tecnología y conocimientos que se escapan a los aficionados menos iniciados. No obstante, las phalaenopsis nos regalan con otro tipo de reproducción más simple y directo: Los "keikis". Consiste en la aparición en una vara floral de una pequeña plantita (keiki) que es copia exacta de la planta madre que la produce.
El proceso puede estimularse a partir del corte de una vara floral (por encima de un nudo en la parte media) y tras su floración y posterior caída de flores. Se aconseja retirar con cuidado la fina piel que recubre la yema del nudo para que de esta forma llegue más luz y estimule la aparición del keiki.
La planta va desarrollándose desde el tallo floral, apareciendo raíces aéreas. Una vez estas raíces miden entre 3 o 4 centímetros puede procederse con cuidado a la separación del keiki del tallo de la planta madre a la que está unido. El siguiente paso será plantarlo en un pequeño recipiente con el preparado habitual de corteza. A partir de aquí disponemos de una nueva planta autónoma que ira desarrollándose.
Hay tres factores fundamentales para incentivar la floración en una phalaenopsis:
1º/ La planta debe notar una diferencia temperatura entre la noche y el día durante un período de tiempo (varias semanas). La temperatura deberá oscilar entre un mínimo de 14ªC. por la noche a unos 20-22ºC mínimo por la mañana. Esto puede conseguirse de forma natural en terrazas, galerías o balcones cubiertos con orientación sur y buena disposición de ventanales. La época más idónea es a finales de invierno, principios de primavera donde suelen darse estos contrastes al menos en el clima mediterráneo
2º/ Es necesario un aumento de la iluminación. De los 10.000 lux suficientes en condiciones normales debemos aumentar a unos 15.000 lux para estimular a la planta. Una orientación más adecuada con aproximación a ventanales o aprovechando la luz de la tarde en primavera puede ayudarnos. Recordar que no debemos exponerlas al sol directo pero sí nos ayudara una exposición a la luz de tarde, luz que llega de forma más oblicua y que podemos filtrar ligeramente con una cortina translúcida.
3º/ Podemos también utilizar abonos específicos para estimular la floración. Normalmente se aconseja el de fórmula de proporción: 10-30-20 (Proporciones de Nitrógeno-Fósforo-Potasio).
Finalmente podemos efectuar vaporizaciones sobre las hojas con productos que son bioestimulantes del crecimiento y la floración que contienen aminoácidos de síntesis y complejos vitamínicos. Uno de estos productos es el Vitavid Orquídeas comercializado en España por la casa Flower.
No hay unanimidad al respecto dado que tampoco podemos asegurar la reacción de la orquídea una vez efectuada una u otra acción. En ocasiones las orquídeas nos sorprenden con movimientos impredecibles
Se contemplan dos posibilidades. La primera consiste en cortar por la base la vara floral una vez se ha quedado sin flores. Esto siempre forzará a la planta a que cuando quiera florecer tenga que producir una nueva vara. Las nuevas varas siempre darán flores más grandes y numerosas que una vara floral que no se ha cortado y ha rebrotado de nuevo. Este sería uno de los argumentos a favor de cortar la vara.
La segunda posibilidad es dejar la vara tal cual y esperar a que la planta decida. En este caso puede suceder que la vara se acabe secando con lo cual ya sí que deberíamos cortarla dado que no brotará, pero puede suceder también que se mantenga verde e inicie más adelante un rebrote floral a partir de alguno de sus nudos. Hay aficionados que cortan la vara por encima del primer nudo (desde abajo) para estimular un nuevo brote o keiki.
Todas estas opciones deben ser valoradas por cada aficionado y experimentar sus resultados